10.28.2008

El regreso de migrantes aumentará el número de delitos: Alma Griselda Valencia Medina


La Secretaría de los Migrantes espera la visita de 40 mil paisanos en la temporada de fin de año, informó

GEMA REYES Y ANTONIO AGUILERA

Michoacán espera recibir cerca de 40 mil paisanos durante el mes de diciembre, sin embargo, la titular de la Secretaría del Migrante en el estado, Alma Griselda Valencia Medina, pronosticó una disminución de visitantes ante la crisis económica, asimismo reconoció que durante la llegada de los connacionales el número de delitos aumentará.

En entrevista, Valencia Medina explicó que durante el mes de diciembre se espera recibir en toda la entidad a cerca de 40 mil paisanos, pero también pronosticó una disminución de visitantes ante la crisis económica, ya que señaló que en los próximos meses dicha crisis comenzará a pegar a nivel de la población, a pesar que los ciudadanos tengan empresas pequeñas a las que les está yendo bien.

Valencia Medina reconoció que con el regreso de los connacionales desempleados a la entidad se podría dar un detonante en el incremento de los delitos, porque no será fácil que lleguen y encuentren trabajo rápidamente, además que en ocasiones muchos de ellos vuelven con antecedentes penales o de pandillerismo.

“Al retorno de tantos migrantes pudiera ser que también regresen aquellos recluidos en cárceles que tienen algún delito de tipo federal, y que están purgando condena en las cárceles de Estados Unidos, además que un porcentaje considerable son chamacos que vienen sin identidad propia, sin una cultura bien definida, que ya tienen tendencia a los vicios y a las adicciones”, dijo.

Añadió que es necesario trabajar en coordinación con la Secretaría de Salud en el estado para prevenir y evitar el incremento de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, por medio de promoción de diferentes métodos preventivos.

Por su parte, la investigadora de la condición de la mujer, Loret Aresti, explicó que Estados Unidos, se ahorra más de 30 mil millones de dólares anuales, con el trabajo de los migrantes mexicanos, debido al salario mal remunerado y los ínfimos servicios que les ofrece.

Destacó que los connacionales son la segunda fuerza que sostiene a México, luego del petróleo, ya que estos ingresan de 20 a 25 mil millones de dólares al año a través de las remesas, “los compañeros que trabajan en el otro lado, a pesar de que son maltratados, malmirados e ilegales, permiten por su trabajo mal pagado un ahorro a Estados Unidos en términos generales de más de 30 mil millones de dólares”.

Por lo que criticó la discriminación en el vecino país del norte y la indiferencia propia de los mexicanos ante las vejaciones en agravio de los migrantes.

Agregó que gran parte de los asesinatos de mujeres en la frontera son féminas que van en busca de mejores oportunidades de trabajo, ya que no las encuentran en su país, “la mayoría de las mujeres que mueren en Ciudad Juárez, son mujeres migrantes, que nadie las va a reclamar, por ello cifras exactas no hay, ya que sus familias se enteran después de mucho tiempo y no tienen el dinero para trasladarse e ir a reconocer los cuerpos”.

imagen: Ed Rusha

El retorno de los migrantes mexicanos


Rafael Alarcón*

En semanas recientes los diarios mexicanos se han llenado de noticias sobre el retorno inminente de miles de migrantes mexicanos a causa de la crisis económica que enfrenta Estados Unidos. Entre estas noticias se habla del retorno de mil 500 personas al día por Sonora (El Financiero, 25/10/08), de 4 mil migrantes de Chicago que regresaron al Distrito Federal (El Semanario, 14/10/08), de 20 mil familias residentes en Estados Unidos que han vuelto a Michoacán en lo que va del año (La Jornada Michoacán, 10/10/08). Por último, el Instituto Nacional de Migración señala que ha detectado un número cada vez mayor de inmigrantes mexicanos que regresan de manera definitiva a México por la crisis económica en Estados Unidos (El Universal, 30/9/08).

Sin evidencia empírica sólida, esta bola de nieve parece haberse convertido en hecho irrefutable. Por tanto, conviene analizar detenidamente este proceso. En primer lugar la historia nos muestra que el pánico a la expulsión masiva de mexicanos ha sido recurrente y se funda en un hecho histórico, ya que la Gran Depresión de Estados Unidos, que se inició en 1929, condujo a la deportación forzada y la repatriación voluntaria de más de 400 mil mexicanos.

Este pánico resurgió al final del Programa Bracero en 1964, cuando se temía que retornarían miles de ex braceros a México en busca de empleo. En parte por esta razón, se instituyó el Programa de Industrialización Fronterizo, pero fueron mujeres y no ex braceros quienes empezaron a trabajar en las primeras maquiladoras. Al inicio de la década de los 80 hubo la misma aprensión en el periodo anterior a la promulgación de la popularmente llamada Ley Simpson Rodino de 1986, cuando se pronosticaba que los migrantes indocumentados que no fueran “amnistiados” serían expulsados de Estados Unidos. La aprobación por el electorado californiano de la Proposición 187 en 1994, que decretaba que los indocumentados no tendrían derecho a recibir servicios sociales como educación y salud, reactivó el mismo temor. Sin embargo, ni la Ley Simpson Rodino ni la Proposicion 187 causaron deportaciones ni repatriaciones masivas.

El desarrollo de la crisis económica de Estados Unidos se ha visto acompañado de dos hechos importantes que quizás estén explicando en parte esta alarma: la aparente disminución de la migración indocumentada mexicana y el incremento de las deportaciones de migrantes mexicanos llevadas a cabo por el gobierno estadunidense.

En un reporte de este mes del Pew Hispanic Center se estima que en marzo de 2008 había 11 millones 900 mil indocumentados en Estados Unidos, de los cuales 7 millones eran de México (59 por ciento). Sin embargo, el reporte expone que la población indocumentada creció más lentamente entre 2005 y 2008 que al principio de la década. Se estima que el flujo de inmigrantes indocumentados llegaba en promedio a 800 mil por año entre 2000 y 2004, pero que este promedio bajó a 500 mil entre 2005 y 2008 con tendencia decreciente

Con respecto a las deportaciones, el Departamento de Seguridad Interior recientemente emprendió una operación gigantesca a través de su unidad Immigration Customs Enforcement (ICE), que tiene a su cargo aprehender a inmigrantes indocumentados en el interior de Estados Unidos. Estas deportaciones son diferentes a las que realiza la Patrulla Fronteriza, que en su mayor parte se refieren a migrantes que son capturados en la frontera tratando de introducirse a Estados Unidos de manera subrepticia y que en 2006 sumaron un millón 89 mil 136 (Migration Information Source, octubre de 2008).

De acuerdo con un reporte de ICE de 2007, ésta es una agencia que tiene cuatro objetivos: capturar a los “extranjeros criminales” y a los “extranjeros prófugos”, así como desmantelar la infraestructura criminal que apoya la inmigración ilegal y aplicar la ley de inmigración en los lugares de trabajo. Según este reporte, en 2007 ICE expulsó de Estados Unidos a 276 mil 912 extranjeros indocumentados. Muchas de estas personas fueron deportadas a México, no necesariamente por ser criminales, sino por no haber asistido a una cita con un juez de inmigración o por trabajar sin documentos en una empresa en la que se realizó una redada.

Ante este panorama hay que hacer análisis fundamentados. Paul Krugman (El País, 19/10/08) señala que lo más importante en estos momentos son las lúgubres noticias sobre la economía real, con la caída de la producción industrial y el consumo minoritario junto con el incremento del desempleo, que ha subido por encima de 6 por ciento. Esto sin duda causará impacto en la vida de los migrantes mexicanos y sus familias, que tendrán que hacer uso de sus recursos y estrategias sociales y económicas para permanecer en ese país. El retorno a México podría ser una decisión extrema que tomarán cuando se agoten las otras opciones.

* Director del Departamento de Estudios Sociales en El Colegio de la Frontera Norte en Tijuana

10.23.2008

El Triste viaje del Cayuco

de Augusto Metztli, una reflexión sobre la migración de un migrante

Cuestiona investigadora discriminación a migrantes

Emmanuel Cervantes


“¿A qué hora viene la migra…?” es la preocupación más grande que tienen las mujeres que van en busca del sueño americano para obtener mejores oportunidades de ingresos y poder sostener a sus seres queridos, comentó Lore Aresti, ponente de la conferencia “Mujer y Migración” que se realizó en Casa de Gobierno, en el marco de la Semana Nacional de Migración.

La también profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana comentó que la causa principal por la que emigran las personas a otros países es la falta de empleo, y señaló que los que no buscan el sueño americano, lamentablemente se incorporan a grupos violentos.

Aresti se cuestionó “¿Por qué si las remesas que envían al país, y que son la segunda entrada de capital del país después del petróleo, quienes las envían siguen siendo discriminados?”, ante lo que respondió que “ningún gobernante puede negociar el apoyo a su gente”.

Durante el encuentro-taller, que tuvo como lema “El Costo Emocional de la Migración” y que inició desde el pasado 21 de octubre y culmina el día de hoy, se presentaron diversas conferencias que especialistas en la materia compartieron con ciudadanos y autoridades estatales. En dichas ponencias se habló de diversos temas, tales como “Frontera Norte- Frontera Sur”, “Migración y Exclusión”, “Aspectos Psico-sociales”, “Ausencia y Duelos”, “Triple Identidad: Mujer, Madre y Migrante”, “La Reapropiación de Sí”, entre otros rubros.

Cabe señalar que el Instituto Nacional de las Mujeres (INM) señala que cuando las féminas migran de un estado a otro dentro de la República Mexicana, o van a un país distinto, existen evidentes riesgos y daños que pueden sufrir, tales como violencia física, sexual o psicológica, enfermedades e infecciones de transmisión sexual, embarazos de alto riesgo, explotación laboral, discriminación, abuso de autoridad o, incluso, ser victimas de maltrato de personas.

Informó que las mujeres tienen varios derechos, entre los cuales se encuentran el derecho a ser tratada con igualdad y no ser discriminada por nadie, a contar con atención médica –sobre todo si esta embarazada–, a obtener un pago justo por su trabajo, a recibir información sobre programas de apoyo y servicios que la beneficien, a denunciar si es victima de algún abuso y obtener justicia y a vivir una vida sin violencia.

Para cualquier apoyo hacia los migrantes, la ciudadanía puede consultar los números telefónicos gratuitos del Instituto Nacional de las Mujeres, que es 01800 911 25 11, el de Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el 01 800 715 2000, o el de Fiscalía Especial para la Atención de la Violencia contra la Mujer y la Trata de Personas (FEVIMTRA), 01800 0085400.

Datos sobre la migración
A nivel mundial, el número de personas que dejan sus hogares para emigrar a otras partes del mundo alcanzó los 191 millones en el 2005. Aproximadamente, una tercera parte se ha trasladado de un país en desarrollo a otro.
La corriente migratoria de mexicanos a los Estados Unidos pasó de 28 mil al año, en la década de los sesenta, a 138 y 235 mil anuales durante las décadas siguientes, y a 390 mil mexicanos al año para el período 2000-2002, lo que ha conformado una comunidad de origen mexicano de magnitud considerable.

En el fenómeno migratorio predomina la presencia de hombres, ya que por cada 100 mujeres existen 116 varones. La mayor presencia de varones inmigrantes se explica por la cercanía geográfica de ambos países y la consecuente migración circular (trabajar en los Estados Unidos por periodos cortos y regresar al país de origen); sin embargo, cada vez se incorpora un mayor número de mujeres, debido a las políticas de reunificación familiar derivadas de la aplicación de la Ley de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA por sus siglas en Inglés) de 1986.

La mayor parte de los migrantes son jóvenes en edad productiva, cuya edad promedio es de 34 años. El 87 por ciento de los inmigrantes mexicanos se encuentra en el rango 15-64 años de edad, lo que contrasta con el grupo de los no inmigrantes en los cuales esta proporción apenas alcanza el 64 por ciento.

Sólo uno de cada cinco migrantes de origen mexicano tiene la ciudadanía estadounidense, lo que equivale a un 21 por ciento. Entre las mujeres, el porcentaje con ciudadanía es del 23.5 por ciento, mientras que para los hombres el porcentaje es de 19.7 por ciento.

Por migración, en el 96% de los municipios michoacanos sufren mujeres síndrome de Penélope

Patricia Monreal

El 96 por ciento de los municipios michoacanos sus mujeres padecen el síndrome denominado “de Penélope”, en donde las familias sufren de depresión debido a la migración de alguno de sus elementos, de acuerdo con lo dado a conocer en el Encuentro Taller “Mujer y Migración, los costos emocionales” que se desarrolla en tierras michoacanas.

Gustavo López Castro, investigador del Colegio de Michoacán durante su participación en el Encuentro señaló que la migración implica un enorme sufrimiento del cual nadie habla a fondo a pesar de que los casos de ansiedad y depresión de mujeres cuyo marido o hijo emigró se han vuelto ya un problema de salud pública.

A partir de las investigaciones que ha realizado en diferentes comunidades michoacanas, López Castro señaló que los médicos de los poblados y en los centros de salud de las zonas rurales, una de las solicitudes más frecuentes de las mujeres son los calmantes y antidepresivos.

De cada 100 migrantes michoacanos 36 son mujeres, según estadísticas oficiales

ANTONIO AGUILERA

Ante el reciente escenario mundial de los flujos migratorios, en el cual ya el 51% de los migrantes son mujeres, y donde la migración femenina se ha incrementado a tal grado en Michoacán que la entidad ocupa el primer lugar nacional, el gobernador Leonel Godoy Rangel propuso establecer un acuerdo migratorio con Estados Unidos para procurar el respeto a las garantías y derechos laborales de los connacionales “en estos momentos en que se agudizan las condiciones económicas y sociales en el vecino país del norte”.

Estudios calculan que de cada 100 migrantes michoacanos 36 son mujeres; hace siete años la proporción era de 20 de cada 100. La secretaria estatal de Migrantes, Alma Griselda Valencia Medina, dijo que 68 por ciento de las mujeres michoacanas que emigran a Estados Unidos son casadas y pretenden reunirse con sus esposos; en tanto, la población del estado ha disminuido en 400 mil habitantes durante los últimos seis años, lo que ha dejado diversas comunidades prácticamente despobladas.

Cabe destacar que 87 de los 113 municipios de Michoacán son “focos rojos” por su elevada expulsión de migrantes. De 2002 a la fecha, 1.5 millones de personas han salido de la entidad a Estados Unidos y más de 70 por ciento de ellas tenían menos de 30 años de edad. Según la investigación, las regiones michoacanas donde más ha mermado la población son el Bajío, Tierra Caliente y la Costa. Entretanto, la migración hacia otras ciudades de México aumentó en cinco años de 13 a 22 por ciento.

Ante ello, y después de inaugurar el encuentro-taller Mujer y Migración, Leonel Godoy señaló que no debe existir ninguna forma de discriminación ni al interior ni al exterior del país, por lo que propuso predicar con el ejemplo para que los inmigrantes que se refugian en México también sean respetados.

El gobernador indicó que la migración se da por falta de oportunidades en educación y trabajo, situación que provoca que las mujeres pasen momentos difíciles, pero no se debe dejar de lado a las que se quedan, ya que ellas tienen una situación más complicada al convertirse en jefas de familia buscando salir de la pobreza en la que viven, careciendo de un trabajo en la mayoría de los casos.

El mandatario estatal señaló que llevar a cabo este tipo de talleres ayudará a tomar conciencia de dos situaciones difíciles, el ser mujer y ser migrante, ya que en Michoacán entre los múltiples problemas estructurales que se tienen se encuentra la migración. El estado ya ocupa el deshonroso primer lugar en migración a nivel nacional, tema en que se debe trabajar para revertirlo, porque cuando la migración se da de manera forzosa por falta de oportunidades de educación y trabajo es algo que no se debe permitir.

Godoy Rangel comentó que si bien la mujer migrante, joven, indígena que vive las cargas de la discriminación y falta de oportunidades pasa momentos complicados, la mujer que se queda en su estado paga un costo más caro al convertirse en responsable de su hogar, con falta de oportunidades de trabajo y viviendo en la pobreza.

Por su parte, Cristina Portillo Ayala, titular de la Secretaría de la Mujer, comentó que para el estado existen dos temas que son fundamentales para el desarrollo: género y migración, sobre todo porque el 36 por ciento de los migrantes estatales son mujeres y así lo demuestra el hecho de que una de cada dos personas migrantes es mujer.

Alma Valencia Medina, secretaria del Migrante, comentó que por cada 127 migrantes hombres hay 100 migrantes mujeres, que el 51 por ciento de los migrantes en el mundo son mujeres, que el 68 por ciento de las mujeres que emigran son casadas y que la mayoría se reúne con sus maridos en la frontera.

Dijo que son las mujeres las que más ahorran, las que más remesas mandan aunque sus sueldos sean menores a los de los hombres, ya que están más al pendiente de sus familias a pesar de la discriminación que sufren por ser mujeres y migrantes, además de ser vulnerables a abusos, violaciones y trata de blancas.

Migración y prostitución en Chiapas

EDUARDO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ

Uno de los peligros que corren las mujeres migrantes en su paso por México rumbo al “sueño americano” es caer en las redes de la prostitución y las bandas de trata de personas; las migrantes son atrapadas por una economía criminal que todos vemos y que las autoridades se empecinan en ignorar. En este contexto de prostitución y migración no hablamos de las migrantes mexicanas, que desde luego sufren con un empleo mal remunerado en Estados Unidos, nos referimos aquí a las miles de mujeres centroamericanas que quedan detenidas por la vorágine de la prostitución en nuestra frontera sur. Nos referimos a las migrantes guatemaltecas, hondureñas, salvadoreñas y nicaragüenses que alimentan los prostíbulos que abundan en el corredor fronterizo del sur de nuestro país que va de Comitán hasta Ciudad Hidalgo, pasando por Frontera Comalapa, Motozintla y Tapachula. No importa si el pueblo es chico o grande, en las llamadas “zonas de tolerancia” abundan las mujeres centroamericanas, una parte de ellas son menores de edad. Estas mujeres no solamente son obligadas a prostituirse, sino que a lo largo de la jornada nocturna deben beber la mayor cantidad posible de cerveza junto a los “clientes” para recibir un pago extra; asimismo, consumen droga para cortar el efecto del alcohol. Para muchas mujeres, la cerveza que beben, que en ocasiones llegan a ser más de 15 botellas por noche, se convierte en la principal fuente de “alimento”.

El corredor fronterizo se ha transformado en el fin del sueño migratorio de las mujeres centroamericanas; cada día crece más el número de las sexoservidoras extranjeras que desplazan a las mexicanas porque su cobro es menor y su exigencia laboral también. Se significan como el negocio perfecto: poco sueldo, 150 pesos por 15 minutos de contacto sexual con el cliente, de lo cual les quedan 50 pesos; no cuentan con ningún tipo de prestación social; aportan una amplia facturación al dueño del prostíbulo. Muchas de estas mujeres entran y salen de nuestro país sin problemas migratorios.

Sólo basta recorrer los 350 kilómetros entre Comitán y Ciudad Hidalgo y hacer las paradas en los prostíbulos y centros botaneros de la región para constatar el jugoso negocio que comparten las bandas de tráfico de mujeres y las autoridades de todos los niveles de gobierno. Sólo así uno se puede explicar que este “negocio”, que rebosa sexoservidoras extranjeras ejerciendo su labor “sin papeles”, puedan vivir incluso a las afueras de las ciudades o en la planta alta de los burdeles hacinadas en cuartos de 12 metros cuadrados sin que ninguna autoridad las moleste. Incluso las redadas que monta la policía municipal o la Secretaría de Salud parecen ser “ejercicios programados” donde las autoridades nunca encuentran nada: ni droga, ni menores de edad y menos mujeres extranjeras laborando en la ilegalidad.

Peligrosamente, hoy en día la frontera México-Guatemala, en lo que respecta al estado de Chiapas, se ha convertido en uno de los corredores de prostitución más importantes de América Latina. Son miles de mujeres explotadas y no existe dependencia de gobierno que quiera o pueda detener este flagelo. El binomio migración-prostitución es una de las caras más tristes del fenómeno migratorio en nuestro país.

Mientras los gobiernos de la República y del estado de Chiapas, así como las autoridades municipales, no hagan algo por terminar con la vida miserable a la que son sometidas las mujeres centroamericanas en el sur de nuestro país, el “negocio” de la prostitución, del cual reciben ganancias diversas autoridades, no se detendrá. De no hacer nada por terminar con esta dura realidad, el gobierno federal de Felipe Calderón y el estatal de Juan Sabines serán culpables de esta tragedia, al menos por omisión.

El siglo de la migración

Ningún humano es ilegal
FERNANDA NAVARRO

Curiosa manera de acuñarse tienen ciertos términos. En los 70, uno de los más destacados fue el de desaparecidos, que se extendió por el Cono Sur a raíz de las sangrientas dictaduras militares. Hoy, migrantes es uno de los que más resuenan, recorriendo varias latitudes geográficas hasta alcanzar un nivel casi global, por abarcar a todos los transterrados del orbe.

Para nosotros latinoamericanos, estas figuras duelen, muerden la conciencia, pues a pesar de que el desarraigo no tiene la misma contundencia que la desaparición, algo conlleva de tragedia y de calvario.

En lo referente a los migrantes, en México cuando menos, al principio no teníamos muy claro eso de los prefijos: que si emigrantes o inmigrantes, cuando en realidad encarnan ambos. Emigra quien se siente expulsado de su país –y sin salida– por razones de miseria extrema y una ausencia total de horizontes de trabajo y de vida. Emigra con el fin de inmigrar: introducirse, penetrar, pisar otras tierras que imagina más prometedoras y ensoñadoras, aunque extrañas. Y lo imagina y desea con tanta fuerza como Don Quijote a la desaliñada Aldonza Lorenzo –con todo y su olor a ajo– hasta convertirla en Dulcinea y fijarla para siempre en el zodíaco literario de España. ¡Ah! ¡La fuerza de la imaginación!

Esta misma fuerza se advierte en los migrantes. La imaginación les presenta paraísos de bonanzas, imágenes de éxito y manecillas de un reloj más allá del calendario, como si se tratara sólo de una cuestión transitoria, de unos meses o de unos cuantos años a lo sumo, al final de los cuales todo volverá a su lugar, con la pobreza trocada en abundancia. El regreso triunfal al terruño estaría garantizado.

Con ese imaginario son capaces de abandonar patria, pueblo, familia y paisaje, ése que los vio nacer, el único donde se hallan, aunque mientras quede deshabitado, reducido a fantasma. Sabemos que hay otros ingredientes y que el escenario es más complejo. No se puede soslayar la materialidad, el peso del Capital y su ‘lección’ introyectada en corazones y mentes de los de abajo y los de arriba: a saber, que en este mundo todo lo que vale se compra y se vende y quien no tiene lo suficiente para ser, no existe; porque para ser hay que poseer. Y para lograrlo, el migrante es capaz de arriesgar incluso su ser, en el camino: desafiando –¡bravos!– al río, al desierto, a los trenes sin oxígeno...para después perderse en la clandestinidad (en el caso de los indocumentados). Algunos pierden hasta el nombre, pero todos pierden la lengua, el idioma. Todos sufren una fractura interna que se va resquebrajando cada vez más, al ir adoptando palabras del spanglish cuya fonética apenas encuentra referentes conocidos, donde significante y significado no se articulan y la afirmación se vuelve balbuceo. Y si tenemos presente la relación indisociable que hay entre pensamiento y lenguaje, nos asalta la gravedad del tartamudeo existencial que esa fractura provoca. Lo que pasa es que esa realidad es invisible. No se ve a simple vista. Se proyecta a veces en las conductas, en la contradicción interna, cuando las ganas de maldecir se ven opacadas por la necesidad de adaptarse y de ser aceptado... cuando se dan cuenta de que allá la chingada no tiene traducción.

La cacería de migrantes

Hasta aquí hemos señalado generalidades de todos conocidas. Pero a partir de marzo del 2005, surge una realidad no contemplada, no imaginada: el Minuteman Project, un operativo con toda una historia de racismo rampante, que se ha puesto en marcha en Arizona y que consiste abierta y descaradamente en cazar migrantes “convertidos en criminales y narcotraficantes” según miembros de la organización de voluntarios civiles, con armas de alto calibre y licencia para usarlas que tienen planeado tender un cerco humano de más de 1,400 personas. Su equipo consta de 16 avionetas, celulares, binoculares para “defenderse de la invasión de migrantes sin documentos.”

El silencio oficial de ambos gobiernos

Y mientras tanto, las autoridades de uno y otro país se desentienden.
Con todo cinismo se atreven a declarar, como lo hizo el director de Protección y Asuntos Consulares de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Miguel Gutiérrez Tinoco, que “la caza de migrantes que realizará Minuteman Project no afectará las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. Está a salvo”. Agregó que no tiene trascendencia, porque el operativo es producto de la actitud xenofóbica de un grupo de particulares y no del gobierno del vecino país. Por su lado, el 3 de Abril se publica en algunos diarios mexicanos que la Secretaría de Gobernación dio a conocer que se “reforzará el grupo Beta (de protección) en la frontera Sonora-Arizona con 8 agentes más (!!!) en estos momentos en que se ha declarado abiertamente la guerra a la inmigración. Y por el lado del norte, la Border Patrol anticipó que no interferirá en las acciones de la agrupación racista. Pero el problema siguió creciendo con el tiempo. Hoy, además, tenemos el gran muro de la ignominia que separa nuestras geografías.

10.17.2008

Nómada en Barcelona


Nómada se presentará en Barcelona durante febrero en el Convent de Sant Agustí gracias a la mediación precisa y efectiva de nuestra amiga y socia Cristina Fernández. Bravo!

beca para Nómada

El Sistema Estatal de Creadores, SECREA, me ha otorgado la beca para Creadores con Trayectoria para realizar este proyecto de Nómada, las mujeres se mueven. Lo que me permitirá hacer los viajes necesarios para presentarlo en Europa además de trabajar con mujeres indígenas artesanas afectadas por la migración, para la expo en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce.

10.07.2008

Migración: el esquema está cambiando

A lo largo del siglo XX y los años que llevamos del XXI, la migración de mexicanos hacia Estados Unidos ha sido muy conveniente para nuestro país y en particular para el gobierno. Resulta muy cómodo que el mercado laboral norteamericano absorba una parte significativa de nuestra mano de obra desempleada. Sin importar las características cualitativas y cuantitativas de la migración México-Estados Unidos a lo largo de la historia, las diversas etapas del flujo migratorio se han caracterizado no sólo por aminorar las altas tasas de desempleo en nuestro país, sino por oxigenar la economía mexicana con las remesas que envían nuestros connacionales. Al menos en los últimos cien años el esquema había sido “perfecto” y cada día daba muestras de “mejorarse” en beneficio del propio gobierno y de amplios sectores de la población.

Con el flujo migratorio el gobierno mexicano obtiene muchas ventajas, a saber: la población en edad productiva migra en caso de no obtener empleo, con lo que el índice de desempleo no aumenta tanto ni tan rápidamente. En los años 70 del siglo pasado migraban 80 mil mexicanos por año, para principios del siglo XXI lo hacen 650 mil. El gobierno se desentiende de la atención de los ciudadanos que son obligados a migrar, es decir, para ellos no se destina recurso alguno para salud, educación, pensiones, seguridad, recreo, cultura y un largo etcétera. La cereza en el pastel son las cuantiosas remesas que manda la paisanada, dinero fresco y abundante que activa el mercado interno de amplias zonas del país y se constituye en el pilar económico de millones de familias que de no recibir esos recursos caerían a niveles de pobreza aún mayores a los que padecen. Las remesas comenzaron a crecer exponencialmente desde 5 mil millones de dólares por año hasta alcanzar la cifra récord de poco más de 24 mil millones de dólares por cada 12 meses, con lo que nuestro país se ubica como el segundo receptor de dinero proveniente de los “exiliados económicos”, sólo atrás de la India. En este contexto, el gobierno no se preocupó, y menos se ocupó, de proyectar planes económicos, políticos y sociales para cuando el esquema cambiara. El futuro estaba resuelto: cada día migrarían más desempleados y mandarían mayores cantidades de dinero. Por todo ello, el esquema resultaba perfecto y, por supuesto, muy conveniente; además se pensaba eterno.

Para sorpresa y “preocupación” del gobierno mexicano, el fenómeno migratorio está cambiando. Las condiciones económicas en Estados Unidos comienzan a impactar y a modificar el antiguo esquema; la coyuntura que se presenta es harto compleja y afecta en diversas direcciones a nuestro país. Por un lado, se agudiza la política de las redadas y las deportaciones en nuestro vecino del norte, lo que ha ocasionado que de enero de 2007 a julio de 2008 el gobierno estadunidense haya deportado a 885 mil mexicanos . Las deportaciones aumentaron más de un 60 por ciento en los últimos cinco años . Varios de estos connacionales están regresando a buscar trabajo y ejercerán una fuerte presión sobre la ya disminuida oferta de empleo en nuestro país. Aunado a esta política, cada día aumenta el número de leyes antimigrantes en los diversos estados de la Unión Americana que complican aún más la permanencia en ese país de miles de migrantes ilegales.

Aunado a esto, las remesas a nuestro país han disminuido sensiblemente debido a la recesión económica en Estados Unidos, que ha sido más aguda en sectores con mayor presencia de trabajadores migrantes mexicanos; a la tasa de desempleo, que ya rebasó el 6 por ciento, y a que miles de migrantes han salido de México en compañía de toda su familia. Sólo el mes de agosto estas divisas cayeron a mil 937 millones de dólares, un descenso de 12.2 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2007, la más grande caída desde 1995, año en que se comenzó a medir estos recursos. De enero a agosto de este año las remesas representaron para el país un ingreso de 15 mil 553 millones de dólares, una caída anual de 4.2 por ciento con respecto a 2007 . Al final del año (porque faltan los recursos decembrinos) se espera que la reducción en las remesas sea de al menos 3 por ciento con respecto al año anterior. Así las cosas, México no solamente está recibiendo miles de deportados para los que no tiene una oferta de trabajo, sino que además está dejando de beneficiarse de las remesas. Menos dinero y mayores compromisos.

Por si esto fuera poco, nuestro país comienza a recibir miles de cubanos y centroamericanos, quienes ya ven como primera opción la migración a México, son miles de latinoamericanos que ya están avecindados de manera legal e ilegal en nuestro país. De tal manera que México está recibiendo cada día mayor mano de obra por el sur y por el norte para un mercado laboral que no la puede absorber. No estamos diciendo con esto que el flujo de mexicanos a Estados Unidos se va a terminar, seguirán siendo miles los que salgan huyendo de aquí, pero seguramente menos que hace un par de años, y no porque aquí encuentren trabajo, sino porque en estos momentos en Estados Unidos existen menos oportunidades de emplearse y la recesión por la que traviesan, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), durará más tiempo de lo previsto, quizá hasta finales del año entrante; por otro lado, los migrantes seguirán sufriendo una férrea política persecutoria que los criminalice.

Estoy cierto que el gobierno mexicano no está preparado para el cambio en el esquema migratorio, de ser un país expulsor nos estamos convirtiendo en receptor por dos vías: el sur, con centroamericanos y cubanos; y el norte, con mexicanos deportados, y lo más delicado de esto es que estamos recibiendo migrantes no por ofrecer adecuadas condiciones de vida como actualmente es el caso de España. Asimismo, las remesas están disminuyendo y nuestra economía atada a la economía estadunidense ya comenzó a resentir la recesión del vecino del norte; el comercio con Estados Unidos de materias primas y de productos terminados se reduce y el desempleo aumenta porque parte de nuestra planta productiva agrícola e industrial se ve forzada a reducir la intensidad de sus actividades. Para todo ello el gobierno mexicano no se preparó. A no dudar: apostaron a que el esquema harto cómodo de expulsar desempleados y recibir sus millonarios recursos sería para siempre.

EDUARDO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ