4.19.2010

La emigración femenina centró el discurso de Seara en la ‘Conferencia de la Mujer’

Josefa Castro, Königswinter

Laura Seara, directora general del Instituto de la Mujer, intervino el pasado 11 de abril en la ‘Conferencia de la Mujer’, organizada por la Coordinadora Federal del Movimiento Asociativo en Alemania, celebrada en Königswinter, donde habló del rostro femenino de la emigración en cincuenta años de historia. La ex diputada gallega, elegida por la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, para dirigir el Instituto de la Mujer en enero de 2010, comenzó refiriéndose a su relación familiar con la emigración. “Soy nieta de un exiliado económico y de un exiliado político, que se tuvo que escapar de España a los dieciocho años”, dijo.

El movimiento migratorio hacia Europa, que comenzara hace ya más de 60 años en España, en un momento en el que la gente se encontraba en “una situación límite”, con una dictadura atroz y una situación económica precaria, afectaría a muchas familias españolas, “desde luego, a la inmensa mayoría de las gallegas, extremeñas y andaluzas”.

Seara hizo un repaso histórico de la emigración española, centrándose especialmente en la situación de los que emigraran a Alemania, un país entonces destrozado por la Segunda Guerra Mundial, que necesitaba ser reconstruido y buscaba mano de obra eficiente para sus industrias emergentes. Pero no habrían sido sólo las necesidades económicas las que habrían movido a emigrar a los españoles y españolas; muchos se habrían ido también huyendo de la opresión del franquismo, un hecho a tener en cuenta, “tenemos que tener memoria, algo muy importante si queremos ir avanzando”, y recordó que la historia de España reciente “está marcada por un episodio sangriento”, que habría tenido mucho que ver con los movimientos migratorios de la postguerra.

De este éxodo migratorio hacia Europa en la segunda mitad del siglo XX, destacó la emigración de las mujeres solas que buscaban libertades democráticas y oportunidades laborales o querían realizar estudios en el extranjero, como está pasando también ahora, pero que en aquel momento en que las mujeres carecían de derechos de igualdad, habían sido un referente para muchas mujeres oprimidas, “creo que precisamente Alemania fue un país que recibió a muchas españolas que emigraban solas”, comentó, mencionando que la situación de aquellas españolas que llegaban a Alemania entonces con pasaporte de turistas para buscar trabajo, –o a otros países receptores de emigrantes–, tenía un paralelismo con la situación de las “ilegales” o “sin papeles” de hoy en España.

En ese contexto, mencionó un libro de Flora Tristán, en el que la escritora y feminista francesa narra cómo en el siglo XIX a las mujeres que viajaban solas se las consideraba sospechosas y de malas conductas. Tradicionalmente, los que emigraban eran los hombres; entre 1962 y 1972, el 79% del contingente migratorio fueron hombres y sólo el 21% mujeres, ya que ellas, que “siempre fueron, y aún siguen siendo, las grandes cuidadoras” de los hijos, padres y parientes mayores, se quedaban en España. La dictadura favorecía esta permanencia de las mujeres, que garantizaba la entrada de divisas en el país y la atención familiar. Cuando seguían a sus maridos para reagrupar a la familia, esa “emigración de acompañamiento”, les restaba todo protagonismo.

Seara se refirió también a la situación de injusticia en la que se encontraban hasta hace muy poco las mujeres del sector agrario, que durante los años de ausencia del marido emigrado trabajaban las tierras de la familia, y que luego se encontraban sin ningún derecho, ya que la titularidad correspondía solamente al hombre. Con el actual derecho a la titularidad compartida, informó que se reconoce el trabajo de las mujeres rurales, que pueden darse de alta en la Seguridad Social y percibir ayudas y subvenciones.

La joven responsable del Instituto de la Mujer en Madrid reconoció a las mujeres españolas emigrantes en Alemania y en Europa sus méritos, por haber sido ellas, principalmente, las que mantuvieran la lengua y la cultura de origen en la emigración, transmitiéndosela a sus hijos, y las que, superando dificultades de todo tipo, mantuvieran unida a la familia. Al mismo tiempo, impulsaron las primeras redes sociales, que habían tenido un papel importantísimo en la emigración y servido de referencia para otras migraciones, y todo ello desde la retaguardia, ya que eran los hombres los que casi siempre ocupaban los puestos en las directivas, “y os voy a decir porqué, porque en esa posición son interlocutores directos con las instituciones” y a la hora de repartir poder “siempre están dispuestos”, espetó.
Luego se centró en los cambios que tras la Transición modificaron ya para siempre los comportamientos en la sociedad española de los hombres y las mujeres, y recordó que desde 1978 la Constitución prohibía cualquier discriminación por razón de género.
Desde la llegada de Felipe González al Gobierno en 1982, no se habría dado ningún paso atrás en el avance hacia la igualdad, “pero el camino que aún nos queda por delante es inmenso”, reconoció, hasta que esa igualdad que se tiene por derecho sea efectiva, y mencionó desigualdades que todavía se observan, por ejemplo, dijo que en los medios de comunicación sólo un 7% de mujeres ocupaban puestos directivos.
Seara abogó por la participación social y política de las mujeres, también en la emigración, y se refirió a la paridad del actual Gobierno. Así pues, mencionó como principales avances hacia la igualdad total, la creación del Instituto de la Mujer en 1983; del Ministerio de Igualdad, hace dos años; la aprobación de la ‘Ley integral contra la violencia de género en 2004’, la primera en Europa; la ‘Ley de Igualdad efectiva entre el hombre y la mujer’, de 2007, y la ‘Ley de Dependencia’ de 2006 que apoya a las mujeres que hagan una pausa laboral para cuidar a familiares enfermos dependientes, ley que se proyecta implementar hasta 2014, según informó. Finalmente, se refirió a la reciente regulación de la ‘Ley del aborto’, que provocó un debate público sobre su legalidad, y del que Seara comentó que en ese debate se había cuestionado “un derecho que se tenía hace muchos años”

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