7.09.2008

La ola migratoria se revierte, Más allá de EU

Esta tendencia es la parte de un cuadro más grande. Muchas regiones, entre ellas Australia, el golfo Pérsico, algunos países de Asia y la mayor parte de África, experimentarán todavía una migración a ritmo acelerado durante algún tiempo. La mayoría de los mercados emergentes, donde el crecimiento económico permanece sólido, seguirán atrayendo a los trabajadores migratorios, y éstos seguirán escapando de sitios miserables donde hay más personas que empleos. Incluso en Sudáfrica, donde la violencia xenófoba ha enviado a decenas de miles de extranjeros a campos de refugio (o de regreso a Mozambique, Zimbabue y otras partes) y ha provocado docenas de muertes, es probable que la migración siga siendo alta.

Pero donde el reciente auge económico había sido más fuerte, y donde la entrada de migrantes había alcanzado sus máximos registros, las perspectivas de una aguda disminución son evidentes. Éste es, en particular, el caso de Europa occidental. Irlanda y España, históricamente países de emigración, han presenciado llegadas masivas de extranjeros durante la década pasada. Los rumanos, en particular, acudieron en masa al auge inmobiliario de España; polacos y lituanos fueron a Irlanda. Gran Bretaña atrajo un número excepcional de migrantes del este de Europa, sobre todo Polonia; Grecia atrajo albaneses; Italia, rumanos y otros. El rápido movimiento de personas fue de la mano con la expansión de viajes de bajo costo en Europa, sobre todo por avión.

Ahora algunos de estos flujos reducen su ritmo, incluso lo revierten. Este año, un estudio del Instituto para la Investigación de Política Pública (IPPR, por sus siglas en inglés), grupo británico de expertos, apuntó que de un millón, o algo así, de europeos del este que llegaron a Gran Bretaña desde 2004, alrededor de la mitad ya han salido: unos por mejores perspectivas económicas en casa, otros porque sólo tenían la intención de aprender inglés o trabajar temporalmente o porque desean volver con sus familias. La entrada de migrantes a Gran Bretaña desde esa región ha caído bruscamente, 17% el año pasado. Danny Sriskandarajah, del IPPR, concluye: “después de uno de los periodos más intensos de migración tenía que haber un final natural. Las fichas de dominó comienzan a caer”.

Sriskandarajah cree que lo que ocurre en Gran Bretaña quizá también suceda en casi toda Europa continental. En parte, los factores en Europa son similares a los de EU: mayor hostilidad ante migrantes, vigilancia más estricta y declive económico en muchos países receptores.

La hostilidad viene en varias formas. Como sucede con el muro fronterizo de EU, las operaciones fronterizas de la Unión Europea, conocidas como Frontex, se jactan de su éxito en deportar (o al menos desplazar) flujos de supuestos indocumentados de África del Norte. Nicolas Sarkozy, el mandatario francés, propone mayor cooperación paneuropea para disuadir la migración irregular: en julio, cuando Francia asuma la presidencia de la UE, Sarkozy insistirá en una colaboración más estrecha en este tema; por ejemplo, compartir información sobre migrantes.

Las iniciativas nacionales hacen la vida más difícil a los inmigrantes. En Inglaterra, los funcionarios que cazan trabajadores indocumentados han aumentado las redadas en fábricas, granjas, restaurantes y otros lugares de trabajo. Los nombres de los que administran empresas que emplean a esos inmigrantes serán publicados ahora en sitios web oficiales, para “avergonzar” a los involucrados en la práctica. En Italia, Silvio Berlusconi regresó al poder en alianza con la antimigrante Liga del Norte y la promesa de tomar medidas enérgicas contra la migración clandestina. La primera reunión de su nuevo gabinete, el 21 de mayo, aprobó una serie de medidas que criminalizan la entrada no autorizada a Italia, aplican sentencias discriminatorias a extranjeros indocumentados e imponen penas draconianas a los italianos que proporcionen alojamiento a migrantes sin papeles. El paquete de leyes facilita también la expulsión de ciudadanos de la UE, medida dirigida contra los casi 50 mil gitanos rumanos a quienes de manera constante y no pocas veces injusta se culpa de parte grande de los crímenes en Italia. Reglas similares se han impuesto en otros países europeos.

Fuente Economist Intelligence Unit

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