Niños del mundo, cuidado. España se hunde (otra vez). En el mejor de los casos, su economía crecerá este año de “1.3 a 1.5 por ciento”, o sea, casi nada; sus desempleados serán un millón más con respecto a 2007, y su inflación, que “ha alcanzado ya dimensiones verdaderamente preocupantes”, llegará a 5.6 por ciento en septiembre y quizá a 7 por ciento en diciembre, debido sobre todo a las alzas continuas en los precios del crudo. Sin embargo, “2009 será peor que 2008”, de acuerdo con las proyecciones de Arturo Gil y Juan Erazo, presidente y director, respectivamente, del Instituto de Estudios Económicos (IEE) del reino de Juan Carlos I.
Uno de los detonantes de esta crisis es el colapso del mercado inmobiliario. Según el Banco de España, ésta obedece a los siguientes factores: entre 1998 y 2006, los migrantes pasaron de 600 mil a 4 millones y medio; los jóvenes nativos, en edad de irse a vivir por primera vez solos, redondearon un total de 600 mil por año, desde 2002; la tasa de divorcios alcanzó un incremento anual de 79 por ciento de 1993 a 2003, y la esperanza de vida se incrementó en forma por demás notable.
Entre 1999 y 2001 fueron construidas más de 500 mil viviendas por año. En 2003 la cifra oficial fue de 525 mil; en 2004 de 586 mil y en 2005 de 612 mil. Hay que recordar, agrega el informe, que “no todas se vendieron”. En 2004 fueron adquiridas únicamente 295 mil y en 2005 sólo 336 mil. En ese mismo año de 2005 “el parque de viviendas vacías en España era de 3 millones 350 mil”. Cabe aquí entonces la pregunta. ¿Vacías por qué? La misma fuente responde: en 1986, pagar una casa o departamento succionaba 34 por ciento de los ingresos anuales de una familia; en 1997 exigía ya 52 por ciento de los mismos y en 2005 llegó a 105 por ciento, es decir, alcanzó el rango de lo imposible.
A lo anterior hay que agregar los trastornos que ocasionaron a la economía agrícola de la península las medidas impuestas en 1997 por la Unión Europea, que obligaron a los cultivadores de uva y aceituna a dejar de fabricar vino y aceite de oliva para que Grecia se encargara de esos productos, mientras los hermosos campos de Andalucía se llenaban de naranjos en cuyas ramas, una década después, debido al cambio climático y otros factores que ignoran los tecnócratas, como el de la vocación natural de la tierra, ha florecido una situación que sólo puede calificarse de catastrófica.
No obstante, el presidente y el director del IEE, luego de presentar el informe arriba aludido, externaron su confianza en que, a partir de 2010, “España saldrá adelante, como lo ha hecho siempre”. ¿Guardarán estas palabras alguna relación con la clamorosa bienvenida que toda la clase política española le brindó hace algunas semanas en Madrid a Felipe Calderón, el impaciente vendedor de Petróleos Mexicanos (Pemex)?
¿Será también por eso que el pasado miércoles, durante una visita oficial a la capital del reino español, Jesús Reyes Heroles afirmó que “en México nunca se ha estado tan cerca de la reforma del sector petrolero”? No olvidemos que al tomar la palabra en el 19 Congreso Mundial del Petróleo, el director de la empresa en subasta añadió: “Hay actividades en las que Pemex necesita del apoyo de particulares, nacionales y extranjeros. Se trata de hacer más fuerte y eficiente a la empresa y estamos haciendo lo posible para que se apruebe la reforma en los próximos meses”.
¿Alguien tiene alguna duda? Se trata de hacer “más fuerte y eficiente a la empresa”, no al país. Se trata de ponerla en manos de “particulares nacionales y extranjeros”, así que los inversionistas de allá y de acá no deben preocuparse: para todos hay. Sin embargo, las afirmaciones de Reyes Heroles en Madrid fueron barridas sólo unas cuantas horas después por las del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien al participar en el debate que se lleva a cabo en el Senado de la República aseguró que “la reforma energética no resolverá los problemas (de Pemex) en los próximos 20 o 30 años”.
¿Advierten ustedes alguna contradicción, por ligera que parezca, entre la postura del secretario de Hacienda y la del director de la paraestatal? Por supuesto que no. Lo que requiere mayor esfuerzo es distinguir cuál de los dos es más sincero que el otro. En el fondo, ambos están de acuerdo: hay que fortalecer, privatizando, aunque eso no sirva para nada. Total: ellos tienen una sola misión que cumplir: salvar a España. Y no están solos. Tienen a Juan Camilo Mouriño a sus espaldas, quien esta semana volvió a insistir en que la “reforma” (o sea, el despojo) la “dictaminará” (esto es, la consumará) el Congreso.
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Del Desfiladero de Jaime Avilés
Nota pertinente para quienes aspiran a la nacionalidad española por ser niet@s de español(a)
7.05.2008
si la madre España....
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