“Señores gobernantes y parlamentos de Europa:
algunos de nuestros antepasados, pocos, muchos o todos, vinieron de Europa. El mundo entero recibió con generosidad a los trabajadores de la Europa migrante. Ahora, una nueva ley europea, dictada por la naciente crisis económica, castiga como crimen la libre circulación de las personas, que es un derecho consagrado por la legislación internacional desde hace ya unos cuantos años.
Esto nada tiene de raro, porque desde siempre los trabajadores extranjeros son los chivos expiatorios de las crisis de un sistema que los usa mientras los necesita y luego los arroja al tarro de la basura. Nada tiene de raro, pero mucho tiene de infame.
La amnesia, nada inocente, impide que Europa recuerde que no sería Europa sin la mano de obra barata venida de afuera y sin los servicios que el mundo entero le ha prestado; Europa no sería Europa sin la matanza de los indígenas de las Américas y sin la esclavitud de los hijos del África, por poner sólo un par de ejemplos de esos olvidos.
Europa debería pedir perdón al mundo, o por lo menos darle las gracias, en lugar de consagrar por ley la cacería y el castigo de los trabajadores que a su suelo llegan corridos por el hambre y las guerras que los amos del mundo les regalan”.
Firman: Adolfo Pérez Esquivel, Atilio Boron, Hebe Bonafini, Osvaldo Bayer, Martha Pelloni, Diana Maffía, Rally Barrionuevo y Claudia Korol (Argentina). Eduardo Paz y Humberto Claure Quezada (Bolivia). Augusto Boal, Afranio Mendes Catani, Candido Grzyboswki, Chico Withaker, Emilia Vioti da Costa, Elias de Sá Lima, Gaudêncio Frigotto, Heloisa Fernandes, Jean Pierre Leroy, Jean Marc Von der Weid, Joao Pedro Stedile, Mario Maestri, Pedro Casaldaliga, Renée France de Carvalho, Rita Laura Segato, Vânia Bambirra y Vito Gianotti (Brasil).
Naomi Klein, Pat Mooney y Michael A. Lebowitz (Canadá). Cosme Caracciolo, Luis Conejeros, Marco Enríquez-Ominami, Manuel Cabieses, Marta Harnecker, Manuel Holzapfel, Ernesto Carmona, Paul Walder, Pedro Lemebel, Flora Martínez, Alberto Espinoza y Tomas Hirsch (Chile).
Aleida Guevarra y Joel Suárez Rodes (Cuba). Alberto Acosta, Carolina Portaluppi, Juan Meriguet Martínez, Pavel Égüez, Hanne Holst, Luigi Stornaiolo, Osvaldo León y Verónica León-Burch (Ecuador). Saúl Landau, Norman Solomon, Susanna Hecht, Richard Levins, Noam Chomsky, Peter Rosset, Fernando Coronil, Mario Montalbetti y John Vandermeer (Estados Unidos).
Jean Casimir, Camille Chammers (Haití). Subcomandante insurgente Marcos, Ana Esther Ceceña, Felipe Íñiguez Pérez, María de Jesús González Galaviz, Pablo González Casanova, Luis Hernández Navarro, Beatriz Aurora, Víctor Quintana, Raquel Sosa, Rodolfo Stavenhagen, Elizabeth Ross y Silvia Ribeiro (México).
Carlos Mejía Godoy, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Luis Enrique Mejía Godoy, Mónica Baltodano, Dora María Téllez y Sergio Ramírez Mercado (Nicaragua). Fernando Lugo, Marcial Gilberto Congon y Ricardo Canesse (Paraguay). Aníbal Quijano, Carmen Pimentel, Carmen Lora, Mirko Lauer y Rolando Ames (Perú). Eduardo Galeano y Antonio Elías (Uruguay). Maximilien Arvelaiz (Venezuela)
Esto nada tiene de raro, porque desde siempre los trabajadores extranjeros son los chivos expiatorios de las crisis de un sistema que los usa mientras los necesita y luego los arroja al tarro de la basura. Nada tiene de raro, pero mucho tiene de infame.
La amnesia, nada inocente, impide que Europa recuerde que no sería Europa sin la mano de obra barata venida de afuera y sin los servicios que el mundo entero le ha prestado; Europa no sería Europa sin la matanza de los indígenas de las Américas y sin la esclavitud de los hijos del África, por poner sólo un par de ejemplos de esos olvidos.
Europa debería pedir perdón al mundo, o por lo menos darle las gracias, en lugar de consagrar por ley la cacería y el castigo de los trabajadores que a su suelo llegan corridos por el hambre y las guerras que los amos del mundo les regalan”.
Firman: Adolfo Pérez Esquivel, Atilio Boron, Hebe Bonafini, Osvaldo Bayer, Martha Pelloni, Diana Maffía, Rally Barrionuevo y Claudia Korol (Argentina). Eduardo Paz y Humberto Claure Quezada (Bolivia). Augusto Boal, Afranio Mendes Catani, Candido Grzyboswki, Chico Withaker, Emilia Vioti da Costa, Elias de Sá Lima, Gaudêncio Frigotto, Heloisa Fernandes, Jean Pierre Leroy, Jean Marc Von der Weid, Joao Pedro Stedile, Mario Maestri, Pedro Casaldaliga, Renée France de Carvalho, Rita Laura Segato, Vânia Bambirra y Vito Gianotti (Brasil).
Naomi Klein, Pat Mooney y Michael A. Lebowitz (Canadá). Cosme Caracciolo, Luis Conejeros, Marco Enríquez-Ominami, Manuel Cabieses, Marta Harnecker, Manuel Holzapfel, Ernesto Carmona, Paul Walder, Pedro Lemebel, Flora Martínez, Alberto Espinoza y Tomas Hirsch (Chile).
Aleida Guevarra y Joel Suárez Rodes (Cuba). Alberto Acosta, Carolina Portaluppi, Juan Meriguet Martínez, Pavel Égüez, Hanne Holst, Luigi Stornaiolo, Osvaldo León y Verónica León-Burch (Ecuador). Saúl Landau, Norman Solomon, Susanna Hecht, Richard Levins, Noam Chomsky, Peter Rosset, Fernando Coronil, Mario Montalbetti y John Vandermeer (Estados Unidos).
Jean Casimir, Camille Chammers (Haití). Subcomandante insurgente Marcos, Ana Esther Ceceña, Felipe Íñiguez Pérez, María de Jesús González Galaviz, Pablo González Casanova, Luis Hernández Navarro, Beatriz Aurora, Víctor Quintana, Raquel Sosa, Rodolfo Stavenhagen, Elizabeth Ross y Silvia Ribeiro (México).
Carlos Mejía Godoy, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Luis Enrique Mejía Godoy, Mónica Baltodano, Dora María Téllez y Sergio Ramírez Mercado (Nicaragua). Fernando Lugo, Marcial Gilberto Congon y Ricardo Canesse (Paraguay). Aníbal Quijano, Carmen Pimentel, Carmen Lora, Mirko Lauer y Rolando Ames (Perú). Eduardo Galeano y Antonio Elías (Uruguay). Maximilien Arvelaiz (Venezuela)
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