6.27.2008

alambradas de papel 2

Naturalmente que, tratándose de “Estados democráticos”, todo detenido tiene derecho a la asistencia jurídica que mal podrá ejercer cuando no tiene dinero para pagarla, no conoce el idioma y está encerrado. El debate se enrareció porque varios países se negaron a costear con fondos públicos esos procesos. La fórmula no pudo ser más salomónica. En ese caso la política común no funciona y se deja el tema al arbitrio de cada país.

El humanismo que tan bien caracteriza a la ideología liberal europea alcanza su clímax cuando se trata de los niños, para los cuales habrá consideraciones, entre otras que, aquellos que asistan a la escuela, en algunos países se les permitirá concluir el curso y los “no acompañados” es decir, que además de no tener patria tampoco tienen familias, podrán ser entregados a tutores en terceros países.

No hay en el draconiano texto una sola palabra que exprese la gratitud de Europa por el aporte material y cultural de los pueblos oscuros a su desarrollo, su cultura y su bienestar, no hay una expresión de comprensión por las desesperadas situaciones de esas personas que, víctimas de la pobreza, las hambrunas, las sequías, los huracanes y las arbitrariedades políticas, se aventuran a viajes virtualmente suicidas para radicarse en países que no conocen y donde serán rechazados, explotados y humillados.

No existen tampoco mínimos de respeto para los Estados de donde proceden esas personas, no se dialoga con ellos sobre el tema ni se les tiene en cuenta para adoptar ningún acuerdo o alguna política común.

Comparto con el presidente ecuatoriano Rafael Correa el punto de vista de que: “Asistimos a un cambio de época”; ojalá la mutación incluya una posición conjunta y resolutiva frente a la arbitrariedad y la arrogancia europea. Sería bueno que con la fuerza de Unasur, del Mercosur y de las cumbres presidenciales, América Latina se empeñara en movilizar al Movimiento No Alineado y al Grupo de los 77, para jalar el mantel y, con una sola voz, tan fuerte y viril que no pueda ser ignorada, decir ¡Basta!

En las fronteras con México los norteamericanos construyen muros de hormigón espino, mientras la derecha europea, más refinada y culta hace lo mismo con leyes y palabras que respaldadas por el poder, las cárceles y las expulsiones, tienen el efecto de los golpes, las ofensas y las balas. ¿Hasta cuándo?

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