En los dos últimos años la cifra de españoles en el extranjero ha crecido en 231.000 personas, de las que 152.000 están en edad de trabajar. La interpretación fácil: la crisis nos convierte de nuevo en un país de emigrantes. Pero el dato se explica muy fundamentalmente por la concesión de la nacionalidad española a nietos de exiliados a través de la Ley de Memoria Histórica, a la que ya se han acogido al menos 170.200 nuevos compatriotas, residentes la mayoría en Latinoamérica.
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