ENTREVISTA A SARA PRESTIANNI, COORDINADORA DE LA RED MIGREUROP, FORMADA POR ONG Y ORGANIZACIONES EUROPEAS Y AFRICANAS
Migreurop es una red que quiere dar a conocer las prácticas de la UE “destinadas a quitarse de encima a las personas extranjeras”. Esta red acaba de emitir su informe 2009-2010.
Pablo Elorduy, en diagonalperiodico.net
DIAGONAL: En los últimos tres años se ha producido un descenso de la llegada a Europa de migrantes, esto puede deberse a la situación económica de los países de la UE, pero en el informe denunciáis que influye más el desplazamiento de la política de fronteras a terceros países como Marruecos o Libia ¿Qué peso tienen uno y otro factor?
SARA PRESTIANNI: En cuanto a la disminución de migrantes que llegan a Europa, no existen “datos oficiales” para poderlo afirmar pero es evi- dente el fenómeno del desplazamiento de fronteras y cambios de rutas migratorias. Tanto el proceso de externalizacion de fronteras (el desplazamiento de la política de fronteras a terceros países fuera de Europa) como las políticas represivas llevadas a cabo en los países de la UE bajo la excusa de la crisis económica, son efectos directos de las tendencias de las políticas europeas de gestión de la inmigración y su principal efecto es hacer más largas, caras y peligrosas las rutas hacia Europa. El hecho es que ahora es aún más difícil llegar. Y esto podemos atribuirlo también a que ahora las fronteras empiezan en los países de origen de los migrantes, en los consulados, donde es casi imposible obtener un visado, siguen en los países de tránsito, que han asumido el papel de “gendarme de Europa” y llegan hasta el interior del territorio europeo con mecanismos como el Convenio Dublín II o los centros de internamiento, que intentan echar y no proteger a quienes han conseguido llegar.
D.: ¿Cómo se ha producido la militarización de la lucha contra el tránsito de personas en los países que ahora se encargan de ese control?
S.P.: Está claro que siguen aumentando los países de origen y tránsito de migrantes que aceptan colaborar con Europa en el control de frontera a través la militarización. Desde Marruecos hasta Ucrania, Turquía, Libia o Argelia, cada uno de estos gobiernos encuentran su propio interés en asumir el papel de gendarme de Europa. Juegan un papel de control lo más lejos posible de los ojos de los occidentales y sin tener en cuenta los derechos fundamentales de los migrantes.
Estos países, que ejercen de primera frontera externa, no sólo controlan, muchas veces con dinero europeo, sus fronteras, sin dejar de utilizar la violencia para hacerlo, sino que también gestionan el asilo en su territorio, aunque muchos no hayan firmado la convención de Ginebra; construyen centros de internamiento, sin ningún estatuto legal y sin límite temporal de detención, practican las deportaciones y las expulsiones a los países vecinos, etc. El efecto es que los migrantes se ven bloqueados mucho antes de llegar a las fronteras europeas y tienen que esperar durante meses y años ante de conseguir salir. La ruta de la migración antes de llegar a Europa se transforma así en un viaje largo, peligroso, que destruye física y mentalmente a los migrantes que lo intentan, y que a veces acaba con su muerte. Los responsables de esto son tanto Europa, que hace chantaje a terceros países para que los controlen, como estos países, que tienen muchos intereses, tanto económicos como políticos, en colaborar con Europa.
D.: ¿Qué papel juegan Ceuta y Melilla en ese control?
S.P.: Ceuta y Melilla, como Lampedusa en el pasado, las islas griegas y Chipre, son una ilustración típica de las absurdas inhumanidades que acarrea la externalización. En este caso, la UE instó a España a evitar por cualquier medio la entrada de migrantes extracomunitarios y a tratar severamente a quienes lo lograran. A su vez, España pretende imponer a Marruecos que detenga en origen los intentos de intrusión. El regateo originado por esta cadena de subcontratas tiene como resultado la persecución de los candidatos a la migración (en particular los subsaharianos) atrapados dentro de las fronteras de Marruecos, y el encierro en la práctica de los extranjeros sin visado que logran cruzar el muro de rejas con alambre de espino.
D.: ¿Cómo son las migraciones a través de los países del Este de Europa?
S.P.: Especialmente después del cierre de otros puntos de acceso como las islas Canarias, el sur de España e Italia, la frontera Este de Europa se ha transformado en una de las principales puertas de Europa. De allí, tanto por Polonia como por Rumanía, llegan migrantes de los países vecinos (Ucrania, Bielorrusia, Georgia o Uzbekistán), pero también personas paquistaníes, afganas, bangladesíes o somalíes, que ahora intentan pasar por el Este esperando que esté menos controlado.
Para adecuarse a las políticas de “armonización” europea en el ámbito de la inmigración, tanto Polonia como Rumanía han adoptado sistemas avanzados de protección de sus fronteras. Por ejemplo, Rumania ha reci- bido 62 millones de euros entre 1998 y 2003 en el marco del Programa eu- ropeo de ayuda comunitaria a los países de Europa Central y Oriental (Phare). Estos fondos se han utilizado principalmente para capacitar al personal y comprar sofisticado equipo de vigilancia.
Los controles fronterizos en la entrada se han intensificado en Polonia y Rumanía y se ha introducido la obligación de visado para quienes llegan de países vecinos (Ucrania, Moldavia, Rusia, Bielorrusia). Por tanto, el viaje está lleno de trampas: vigilancia reforzada de fronteras; misiones de la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores (Frontex); acuerdos de readmisión; dificultad para ser reconocidos como refugiados o para obtener un permiso de residencia o una regularización, etc.
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