Tomada de la revista del CENIDIAP, Discurso Visual
La migración es un tema que cada vez se trata con más frecuencia desde prácticas artísticas como la fotografía, el video, el performance, el happening y la instalación. Como material para la producción creativa, es interesante detenerse a reflexionar sobre las sensaciones que el individuo experimenta como migrante: pensarse dividido, sentir una fuerza de atracción que arrastra hacia el lugar de origen, un movimiento permanente e inestabilidad, el territorio-cuerpo como almacén de experiencias y el “no lugar interior” como un espacio de incertidumbre.
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MÓNICA M. MÁRQUEZ • DOCTORA EN FILOSOFIA DE LA CIENCIA
Y ARTISTA TRANSDISCIPLINARIA
monikammarquez@gmail.com
En todo el mundo, la migración de personas de un país a otro, e incluso dentro de las propias fronteras nacionales, es un fenómeno que aumenta todos los días. A diferencia del viaje que se decide por el placer de visitar otros lugares y por enriquecer la vida misma con experiencias nuevas, la migración involuntaria se da por motivos que obligan a buscar otros horizontes para asegurar la supervivencia misma del individuo, ya sea por razones de violencia o económicas, o situaciones extremas de guerra y conflictos.
Los lugares se despueblan y repueblan y las cifras de los censos estadísticos no alcanzan a reflejar esta realidad. En 2002 el reporte de migración internacional de la Organización de las Naciones Unidas indicaba que 175 millones de personas estaban viviendo en un país donde no habían nacido. Hoy, el fenómeno de la migración está reconfigurando las fronteras; éstas se diluyen y ya no es posible encontrar la estabilidad en sociedades que crecieron como una población que creó un único idioma y tradiciones para llegar a una identidad nacional. Los países ahora experimentan la migración de sus poblaciones y la inmigración de individuos venidos de otras latitudes que llegan y, se queden por largo tiempo o no, experimentan una transformación a partir de la convivencia y la mezcla cultural diaria. Podríamos referirnos a una tipología del fenómeno migratorio a partir de reconocer exiliados, refugiados políticos, desplazados dentro de su propio país, pero nos interesa tratar la migración como tema general, que aunque con sus distintas particularidades pueden reunirse en el conjunto de fenómenos que nos hablan del transterrado. No se puede ignorar tampoco que el acto violento es parte del fenómeno migratorio, como causa misma del desplazamiento o como consecuencia del mismo acto, pues a veces la migración involucra someterse a nuevas situaciones de violencia para sobrevivir en el nuevo lugar.
Migración y producción artística
La migración es un tema comúnmente tratado en la fotografía. Son muchos los fotógrafos que han documentado procesos migratorios, de desplazamiento, de exilio en muchos países. Por citar uno de los trabajos más ambiciosos, el cual se encuentra entre lo documental y lo plástico, tenemos Éxodos (2000) del brasileño Sebastião Salgado. En estas fotografías reunidas con un solo tema se trata el fenómeno migratorio en geografías de todo el mundo. Podemos pasar de la migración en América Latina a la emigración vietnamita, los fenómenos en la antigua Yugoslavia, la emigración de europeos del este a otras partes de Europa o hacia América Latina, o las emigraciones múltiples en países africanos.
En el mismo comienzo del libro Éxodos, Salgado se refiere a las intenciones de un trabajo que busca indagar mediante la imagen sobre una realidad que está en todas partes y que toca a todos los individuos directa o indirectamente. Pero este artista le imprime una poética fotográfica al captar al otro como ser humano que saca a flote sus sentimientos a través de una imagen captada con o sin permiso:
Este libro cuenta la historia de la humanidad en tránsito. Es una historia inquietante, porque muy poca gente abandona sus raíces por gusto. La mayoría se ve obligada a convertirse en emigrantes, refugiados o exiliados por fuerzas que no pueden controlar, por la pobreza, la represión o las guerras. Huyen con las escasas pertenencias que son capaces de acarrear y se ponen en marcha como pueden, a bordo de barcos desvencijados, en trenes abarrotados, apretujados en camiones o a pie. Viajan solos, en familias o en grupos. Algunos saben a dónde van y confían en que les espera una vida mejor. Otros se limitan a huir, satisfechos con estar vivos. Muchos de ellos no llegarán con vida a su destino.(1)
Pero si la fotografía ha sido el medio más recurrido para contar estas historias de desplazamiento, desde hace algunas décadas las formas de representar estos fenómenos se ha diversificado en la exploración de medios y formatos como el video, la instalación, el performance, el happening, la escultura, entre otros. Miladys Álvarez(2) hace un recuento de las principales muestras internacionales en las que el tema de la migración ha sido importante. Sin el ánimo de realizar aquí un inventario exhaustivo de las exposiciones de arte en torno a este tema, citaré algunos de los sucesos a los que la autora se refiere y otros más, sólo para dar cuenta de la existencia de un panorama creciente en el medio artístico. Cita, entre otros eventos, la Bienal de Venecia, que en diferentes ocasiones ha contado con artistas que tratan el tema de la migración. Comenta que en la muestra del año 2001 participó el artista Santiago Sierra, quien se propuso teñirle el cabello de rubio a 133 vendedores ambulantes de raza negra que habitan en Venecia. En la Bienal de 2003, el pabellón español contó con trabajos que hacían referencia a las políticas gubernamentales en torno a la migración. También menciona otras exposiciones en España como Cocido y crudo en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid; la muestra Migracions en l´art contemporani en Girona, España, en 2007; Fronteres en el Centro de Cultura Contemporánea en Barcelona (2007).
Cabría añadir dos eventos recientes en torno a la migración. En 2009 se llevó a cabo Altermodern en el museo Tate Britain. Uno de los temas tratados fue el exilio, que reunió a artistas de diferentes nacionalidades. Nicolas Bourriaud(3) anotaba en el marco de este evento que con el incremento del exilio voluntario geográfico o nomadismo, y el exilio forzado y la globalización, los artistas se están preguntando qué es la identidad cultural, se cuestionan las ideas tradicionales del origen y la migración y exploran los procesos de mutación. Por otro lado, en la segunda Bienal Latinoamericana de El Bronx en Nueva York, realizada del 16 de septiembre al 16 de noviembre de 2010, el tema fue el éxodo. La perspectiva de esta convocatoria se plasmó en la pregunta ¿cómo se desplazan los grupos y crean un espacio en el no espacio?
En México es creciente el tema de la migración como parte de la obra de artistas que trabajan y/o viven en la frontera con Estados Unidos. Especialmente la ciudad de Tijuana se ha vuelto un referente para este tipo de expresiones artísticas que tocan la problemática del migrante y la situación fronteriza. En este sentido destaca el evento InSite, en el que se presentan piezas en todos los formatos y con diversos medios, muchas de ellas como instalaciones en lugares de las ciudades fronterizas. Pero también valdría la pena citar la muestra de 2010 de jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes que realizaron trabajos sobre migración en la frontera de Baja California, como Iron Man de Mauricio Esquivel, por citar uno.
Las muestras en otros países latinoamericanos son menos, y muchas son de carácter local sin tanta publicidad en el ámbito internacional, lo cual no quiere decir de menor calidad o importancia. Colombia, Brasil, Venezuela, Cuba, Guatemala y El Salvador sonpaíses donde se ha realizado el mayor número de exposiciones. Pero valdría citar a artistas como Doris Salcedo, quien se interesa en el trabajo con desplazados, migrantes, y que ha abordado en su pieza Shibboleth, trabajo de intervención en la Tate Modern, en el que explora las fronteras, la experiencia del migrante y la segregación.
Desplazamientos forzados (happening)
Uno de los intereses del presente texto es hacer referencia a Desplazamientos forzados, pieza en proceso que se enmarca dentro de esta escena artística y que explora el tema de la migración, pues me conduce a profundizar en la reflexión sobre las sensaciones que experimenta el migrante como tema que investigo desde la experiencia. Una versión se presentó al final del nodo Memoria e identidades el 7 de diciembre de 2010 (diplomado Tránsitos, Centro Nacional de las Artes, ciudad de México), coordinado por Neli Ruzic y Marie Christine Camus. La pieza continúa en su proceso bajo la asesoría de las coordinadoras del nodo con el objetivo de explorar elementos como el ambiente sonoro y otras posibles versiones a partir de realizar la acción en diferentes espacios cerrados y abiertos que crean otras experiencias.
La obra se define como un happening, en el que el público en lugar de ser un espectador pasivo es parte activa. Varias personas son seleccionadas al azar para dar comienzo a la acción que consiste en amarrar los individuos a una cuerda que los obliga a moverse de lugar en un vaivén, entre un punto y otro, nunca uno fijo, un no lugar. La idea que se persigue es que experimenten esta sensación de no encontrarse en ningún sitio, y de la conciencia de que el no lugar es su lugar, y que el lugar al que se llega de cierta manera es un lugar siempre desconocido. Al final de la acción, como si pudiéramos ver esas rutas que hemos transitado quienes somos migrantes, quedan en el espacio los lazos, las cuerdas, sus nudos y entrelazamientos que recuerdan los complejos movimientos de la migración. La instalación que queda se hace a partir de la huella de tales recorridos, llenos de experiencia, de recuerdos, de vida. Se trata, pues, de una pieza que no se reduce a lo espacial y que profundiza en aquellas experiencias introspectivas que el migrante experimenta. Más que fijar nuestra mirada en los efectos de la migración o las historias de vida, el interés particular ha sido explorar nuevas maneras de comunicar la vivencia misma de una experiencia migratoria.
Cuatro tipos de sensaciones corporizadas en el migrante
La reflexión que se plantea a partir del happening Desplazamientos forzados trata las sensaciones experimentadas por el migrante, y es aquí donde el trabajo de investigación continúa para profundizar en ellas desde una perspectiva empírica, que luego se teoriza poco a poco, para dar paso a un conocimiento que está entre lo sociológico y lo psicológico sobre la identidad del migrante, a su vez material para continuar el desarrollo artístico de otras piezas.
Las cifras de migración no dan cuenta de la realidad del ser humano que migra por muchas razones, la principal podría ser tan obvia como que se reduce a la persona y su experiencia a un número más. Detrás de las cifras está uno de los problemas fundamentales: la identidad. Tzventan Todorov(4) se refiere a las sensaciones de un exiliado “circunstancial”, es decir, ni político ni económico, que sale de su país por circunstancias personales para vivir en París. De regreso a Bulgaria, dieciocho años después, relata su experiencia de manera tan profunda que bien pudiera valer para muchos casos de verdadero exilio y migración. Pero la forma en la que Todorov se refiere a estas experiencias del retorno se acerca al relato psicológico. Afirma que él descubrió tener una visión de pertenecer al mismo tiempo a dos culturas, lo cual le produjo el problema de una doble identidad. En sus palabras, la posibilidad que tenía al regreso de volver a sumergirse de manera inmediata y totalmente en la Bulgaria que había abandonado hacía inverosímil para él mismo la experiencia del pasado inmediato, es decir, su identidad francesa. Como él mismo lo resume: era imposible con esas dos mitades hacer un todo. Me interesa la perspectiva de Todorov en cuanto se refiere al plano de las sensaciones en el individuo sobre la experiencia de migración. A partir de esta primera sensación que él sostiene, yo añadiría otras tres sensaciones que el migrante experimenta, las cuales son objeto para seguir en la búsqueda artística.
La primera sensación sería esta que Todorov anota, la de estar dividido y con estas dos mitades no hacer un todo. Añadiría la fuerza de atracción que devuelve hacia el lugar de origen, ya sea física o mentalmente. Esto produce una tensión permanente en el migrante entre esa atracción por el pasado y la necesidad de vivir un presente.
La segunda sensación sería la de un movimiento constante, necesario, que en este sentido es equivalente a la supervivencia, instintiva de los homínidos. Moverse sin lugar fijo es también una estrategia para seguir vivo: la inestabilidad es lo valioso.
La tercera sensación es el cuerpo como territorio de memoria e identidad mutante, entendida como las experiencias que el individuo carga consigo, las sensaciones corporizadas, el almacén de sensaciones, todo esto lo acompaña para estar en el no lugar, en medio de una gente que no lo reconoce, para quien es anónimo y a partir de lo cual convierte su propio cuerpo en un territorio o cúmulo de experiencias vividas, que pueden ser contadas, pero que hacen parte de su identidad misma. El cuerpo es el único territorio que no se puede quitar al migrante. El individuo poco a poco se desterritorializa para trastocar los papeles habituales de un territorio-casa que lo acoge, todo es transformado en la construcción de una identidad que se centra en el territorio-cuerpo.
La cuarta sensación sería la del “no lugar”. No saber con certeza hacia dónde se quiere ir, a dónde se quiere llegar. El “no lugar” se convierte en el sitio del migrante, definido desde la sociología como un fenómeno que se refiere a que la gente permanece más tiempo en aeropuertos o terminales de autobuses. Pero desde mi perspectiva se referiría a un “no lugar” interno, como el lugar del migrante, la incertidumbre constante, la sensación de desubicación.
En conclusión, en torno al tema de migración como material para la producción artística existe un nivel de sensaciones que el migrante experimenta y que pueden ser material para el desarrollo de piezas artísticas. Estas sensaciones surgen a partir del proceso de desplazamiento, tanto físico como mental desde el lugar de origen. La profundización de tal conocimiento es tanto teórica como empírica. El mismo desarrollo del happening Desplazamientos forzados es un ejemplo de cómo este conocimiento se enriquece a través de experimentar una y otra vez lo que un migrante viviría. Los cuatro niveles de sensaciones que se proponen aquí son parte de una propuesta teórica no concluida, que puede complejizarse aún más.
NOTAS
1. Sebastião Salgado, Éxodos, Madrid, Fundación Retevisión, 2000.
2. Miladys Álvarez, “Vine a quedar-me. La repercusión del tema migratorio en las exposiciones de arte contemporáneo”, Ensayos. Historia y teoría del arte, núm. 15, 2008.
3. Nicolas Bourriaud, “About exiles”, en Altermodern: Tate triennial, Tate Publishing, 2009, p. 20.
4.Tzventan Todorov, El hombre desplazado, Barcelona, Taurus, 2008.