10.12.2009

Deportó EU a cerca de 442 mil mexicanos de enero a agosto; menores, 19 mil 470

Estados Unidos ha deportado a 441 mil 942 mexicanos de enero a agosto de este año. Más de 19 mil son menores de edad, de los cuales 12 mil 258 hicieron la travesía hacia el país vecino sin la compañía de un adulto.

En el grupo de menores, el Instituto Nacional de Migración (INM) registró el retorno de mil 636 niños de 11 años o menos, y 17 mil 834 de 12 a 17 años. De ese total, 15 mil 153 son varones y 4 mil 317 mujeres.

De acuerdo con las estadísticas más recientes del INM, la mayor cifra de niños de hasta 11 años deportados llegan a Baja California, mientras Sonora recibe el mayor número de adolescentes de 12 a 17 años.

De los 19 mil 470 menores deportados por Estados Unidos en los ocho primeros meses del año, casi 50 por ciento llegaron a Sonora, donde se ubica la zona más complicada –por las temperaturas extremas– para cruzar al país vecino.

También bebés

Las autoridades migratorias no han difundido datos más detallados respecto a la edad que tienen los menores clasificados en el rubro de "hasta 11 años", aunque agentes de los grupos Beta han señalado que niños muy pequeños, incluso bebés, son entregados a otros migrantes, algunos desconocidos hasta ese momento, con el fin de que los trasladen al otro lado de la frontera.

El gobierno opera un programa interinstitucional para atender los efectos negativos del fenómeno migratorio. En 1996 puso en marcha un programa de atención a menores que cuenta con una red de 19 albergues a lo largo de la frontera norte. Colaboran los tres niveles de gobierno y organizaciones de la sociedad.

En 2007 Gobernación estableció una mesa de diálogo interinstitucional sobre niñas, niños y adolescentes no acompañados y mujeres migrantes, que tiene como finalidad estructurar una planeación para atender este problema.

Cuando los menores son deportados, las autoridades mexicanas deben conducirlos de inmediato a la Red de Albergues de Tránsito del programa citado, y desde ahí tratar de localizar a los familiares.

Entre septiembre de 2008 y junio de 2009 este programa registró a 25 mil 481 niños repatriados en la frontera norte, 13 por ciento menos que en el mismo periodo de 2007-2008.

El INM cuenta con 170 oficiales de protección a la infancia, que tienen como función atender las necesidades de esos menores no acompañados. Este organismo tiene un convenio con una empresa telefónica para que las estaciones migratorias cuenten con líneas gratuitas que permitan a los niños y adolescentes comunicarse con sus familiares.

El nivel de deportaciones durante los primeros ocho meses del año que transcurre registra una leve disminución respecto a otros recuentos oficiales.

En el tercer Informe de gobierno se precisaron los datos correspondientes del periodo septiembre de 2008 a julio de 2009. Durante ese lapso, los mexicanos repatriados fueron 546 mil 39.

En el periodo anterior, correspondiente al segundo Informe, reportó que de septiembre de 2007 a agosto de 2008 se realizaron 528 mil 822 repatriaciones.

En la estadística anterior se incorporan las cifras reportadas por los grupos Beta (de apoyo a migrantes) y los informes hechos en el contexto del memorándum de entendimiento entre la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos sobre la repatriación segura, ordenada, digna y humana de nacionales mexicanos, firmado en febrero de 2004.

Información del INM precisa que la entidad con mayor número de repatriaciones registradas es Baja California (172 mil 228), seguida de Sonora (169 mil 622), Tamaulipas (49 mil 695), Chihuahua (34 mil 989) y Coahuila (12 mil 353) en el periodo de enero a agosto de 2009. Asimismo, más de 3 mil llegaron por avión al Distrito Federal.

El lugar donde Estados Unidos entrega a más mexicanos es Puerta México, Baja California, con 135 mil 314 remisiones.

El INM aclara que esas cifras se refieren a "eventos", debido a que una misma persona pudo haber sido repatriada en más de una ocasión.

Fabiola Martínez

Migrar o morir. Un video que evidencia el abuso laboral que padecen los jornaleros


Los hombres, mujeres y niños que cosechan la fruta y la verdura con la cual nos alimentamos en México y en el extranjero son los más pobres de nuestro país y muchas veces ni siquiera comen lo que pizcan. Buena parte de ellos proviene de la Montaña de Guerrero y cada año viajan a Sinaloa para trabajar los campos de hortalizas de la agroindustria. "Gracias a ellos existimos", dijo Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, durante la presentación de Migrar o morir (2008), este miércoles.

En la filmación del documental participaron jornaleros, y fue realizado por el centro –el cual lleva 15 años trabajando en defensa de los derechos humanos en la Montaña guerrerense– junto con la asociación civil Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

En los próximos días se exhibirá en el Festival Internacional de Cine de Morelia, y más adelante realizará una gira en el festival de documentales Ambulante, que apoya su difusión. También se proyectará en la Feria del Libro en la Ciudad de México.

Ya que Sinaloa es un gran exportador de hortalizas a Estados Unidos y Canadá, el video también será herramienta de una campaña enfocada en los consumidores del país vecino, y se buscarán alianzas con organizaciones como la Coalición de Trabajadores de Immokalee, que enfrentó a grandes compañías como McDonald’s y Taco Bell y logró mejorar las condiciones laborales de los jornaleros en Florida.

"Más de 25 mil personas emigran de Guerrero", dijo Barrera. En total, según cifras oficiales, más de un millón de jornaleros migran dentro del país y la gran mayoría trabaja en condiciones que violan las normas laborales. "Es vivir sin medicina, sin vivienda digna y sin escuela", siguió. "A los siete años ya están trabajando." Del total de la población jornalera, "20 por ciento tiene menos de 14 años".

La cinta se realizó sobre todo por "la necesidad de hacer visible" una situación ignorada por las autoridades. "El Estado ha claudicado en su resposabilidad de velar por los derechos de los trabajadores agrícolas, y en general de cuidar los derechos básicos de la población", explicó Barrera en entrevista posterior a la conferencia de prensa. Se cometen "violaciones masivas a los derechos humanos de 25 mil guerrerenses". Ante la pregunta de cómo se compara la situación con la de los peones de inicios del siglo pasado, dijo que efectivamente los peones de hoy son los jornaleros, y las agroempresas las haciendas actuales.

Por lo tanto, el documental "es un llamado urgente a la conciencia como país", dijo durante la rueda de prensa.

Todas las aristas

La cinta acompaña a jornaleros que viven en Ayotzinapa, Guerrero, en su recorrido a los terrenos de la empresa agrícola Campo Buen Año, en Sinaloa.

Ofrece los testimonios de jornaleros, niños, jóvenes y mayores, además del lado empresarial, de las autoridades gubernamentales y de organizaciones civiles. Muestra como uno de los temas principales el daño a la salud sufrido por los jornaleros debido a intoxicaciones por plaguicidas, varios de ellos prohibidos en otros países.

"Es la verdad: es migrar o morir. Estamos obligados a salir a trabajar a Sinaloa", dijo el guerrerense Miguel Martínez Peralta, de Tlapa de Comonfort, quien trabajó de 1994 a 2006 en los campos de Sinaloa.

Quedarse implica que la única posibilidad redituable de vivir sea sembrar amapola, cultivo "arraigado en las zonas más pobres del país", fenómeno al que Barrera llamó narcopobreza.

"No hay futuro. Las comunidades viven al día", se escucha a Barrera durante el documental. Este año ha observado un aumento en la cantidad de gente que necesitará emigrar de la montaña guerrerense. Sin embargo, la demanda de las empresas agrícolas no parece aumentar. el activista cree que de todos modos intentarán llegar a Sinaloa, con el peligro de que no encuentren empleo.

De fondo están un sistema económico que se basa en esquemas como el de la agroindustria y un Estado que no vigila y regula a estas empresas. "Los empresarios hacen lo que quieren y el gobierno no se preocupa por los pobres", opinó Miguel Martínez Peralta.

Juan López García, representante del Frente de Unificación de la Lucha Triqui, opinó respecto de la actuación de los empresarios: "Vemos descontrol" en lo que concierne a salarios y condiciones de trabajo. "Hemos estado en los medios, pero no transciende", denunció. Ponen atención cuando hay alguna tragedia y luego queda otra vez en el olvido.
Tania Molina Ramírez

10.05.2009

Elvira: la migración, vista a partir de la vida de una mujer


La devaluación del peso mexicano, el Tratado de Libre Comercio (TLC) y los desbalances económicos provocados en México durante la década de los 90, obligaron a Elvira Arellano a emigrar hacia Estados Unidos, sin embargo, tras los ataques del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, la originaria de Maravatio fue incriminada y así comenzó una larga lucha por materializar un sueño: la reforma migratoria en Estados Unidos. La historia de esta michoacana ha sido captada por el documentalista Javier Solórzano Casarín en la obra intitulada, Elvira, cuya protagonista manifestó en entrevista con La Jornada Michoacán: “quiero invitar a la gente para que vea la película, es lo que viví yo y lo que están viviendo millones de familias. Me gustaría que se den cuenta que existe esa gente que tiene odio hacia nosotros y que hay un gobierno que no está haciendo nada”.

En San Miguel Curahuango, tenencia de Maravatío, Elvira Arellano vivía una situación económica muy difícil durante los años 1995 y 96, por lo que “decidí buscar mejores oportunidades, entonces fui a Reynosa, Tamaulipas, donde duré como ocho meses y después decidí ir a los Estados Unidos, al estado de Washington y después a Chicago. Cuando recién llegué trabajé en una lavandería, cuidando niños, en fábricas y en el Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago, Illinois”.

Al caer las Torres Gemelas, el gobierno de Estados Unidos desplegó un operativo para aprehender terroristas y garantizar la seguridad nacional. Elvira Arellano recuerda: “llegaron a mi casa ocho oficiales federales para arrestarme, los cargos fueron utilizar un seguro social falso”. La primera tentativa de deportarla se pone en marcha, pero ello busca apoyo en organizaciones civiles que defienden los derechos de los migrantes y con ayuda del congresista Luis Gutiérrez se logra detener la deportación, lo que significó un respiro para Elvira: “eso me da la oportunidad para tener mi permiso de trabajo, seguro social y licencia, es decir, vivir legalmente a partir del 2004”.

Esa experiencia convierte a Elvira Arellano en una activista social y en 2004 obtiene una beca para aprender a organizar, la cual le permitió hacer una coalición de africano, árabes, asiáticos, europeos, latinos y migrantes en Illinois. Con esa plataforma social se plantea llevar la organización hacia transformaciones más profundas.

“Ellos querían que aprendiera a organizar en mi comunidad y elaborara un proyecto que pudiera ser exitoso en seis meses. Yo podía haber organizado un semáforo en alguna calle donde hubiera demasiado tránsito o algún programa para mujeres, pero esa no era mi necesidad. La necesidad mía era que no tenía documentos y que hay millones de familias sin documentos, entonces pensé que bien podía involucrarme en la cuestión de la reforma migratoria. Me decían que una reforma migratoria era imposible, pero yo les decía: ‘lograr parar la deportación de una persona es un éxito logrado y que una persona logre su estatus migratorio es un éxito’, entonces por qué no luchar. ¿Quién dice que no podemos lograr una reforma migratoria?”, relata Elvira la forma en que albergó la creencia de que otro mundo es posible.

La Ley HR4437 que criminalizaba a los indocumentados y que planteaba que un ciudadano americano tenía que entregar a un indocumentado, sino podía estar cometiendo delito, pasó al Congreso estadunidense, pero puso en movimiento a los migrantes. Entonces Elvira Arellano entró de llenó a la lucha social: “Pudimos organizar 35 familias que estaban en proceso de deportación y comenzamos a hacer marchas para evitar que esa propuesta pasara al Senado, es entonces que me vuelvo una persona más pública. En 2006 salió muchísima gente a marchar en Chicago y de ahí es cuando Homeland Security me ve como una amenaza. Las marchas fueron a partir de marzo y en junio o julio me llega mi carta para ser deportada en agosto”.

Elvira Arellano pidió apoyo a la Iglesia Metodista Unida en Chicago para lo que ella llama “tomar santuario”, es decir, refugiarse durante todo un año para evitar que la deportación se hiciera efectiva. Al cumplirse el año, decidió salir para dirigirse directamente al Capitolio en Washington, sin embargo, fue expulsada del país y separada de su hijo Saúl que entonces tenía ocho años.

“A veces la gente pensaba que me la pasaba durmiendo, llorando o deprimida en la iglesia, pero realmente fue un gran trabajo y doy gracias a Dios porque encontré en el santuario un refugio para seguir luchando desde ahí a favor de la reforma migratoria. Mi medio de comunicación fue el teléfono e Internet, podía comunicarme con todo el mundo. Fue un gran trabajo y si había momentos de desesperación porque no teníamos recursos, pero me siento muy contenta y agradecida con el obispo de la iglesia metodista que nos llevó regalos de Navidad, gente que no conocíamos nos mandaba cartas o regalos para mis niños, jóvenes de los colegios que acudían a visitarnos para conocernos. Recibí reconocimiento de News American Media por ser la mejor comunicadora, porque gracias a que yo hablé se pudo armar un diálogo sobre el tema de la migración”.

Del grupo de las 35 familias que luchaban por sus derechos en Estados Unidos, Toribio Barrera logró obtener la residencia permanente, Flor Crisóstomo está en santuario, a algunas de las familias las deportaron y otras lograron ganar su residencia.

Esa trayectoria de vida y de lucha es la esencia de Elvira, documental que Javier Solórzano Casarín presentó ayer en el Festival Internacional de Cine de Morelia dentro del programa Cine sin Fronteras y que para la activista es un valioso testimonio de una lucha que no termina, pues “lo más sencillo para Estados Unidos es la deportación y así callarnos, pero gracias a Dios esa voz no se ha podido callar y seguirá caminando por todo el mundo porque a través de este documental seguimos denunciando lo que están viviendo millones de familias en Estados Unidos”.
Calos F. Márquez

10.04.2009

Se revierte flujo de remesas; familias de migrantes les mandan dinero a EU

En lugar de recibir remesas, familias que habitan en zonas de alta marginación están enviando dinero a sus parientes en Estados Unidos que han quedado desempleados, para ayudarlos a sortear la crisis económica y evitar así que retornen a México, advirtió Martín Zuvire, director del sistema de microbancos rurales de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS).

Precisó que la organización comenzó a detectar dicho fenómeno desde hace cuatro meses en algunas de las sucursales bancarias que tiene, principalmente en comunidades de las zonas serranas de Oaxaca y Puebla, y aunque todavía no se ha generalizado, consideró que es una tendencia creciente.

Los microbancos rurales de la AMUCSS dan servicio a 550 comunidades rurales, la mayoría indígenas, ubicadas en el sureste de México donde es constante la expulsión de trabajadores hacia Estados Unidos y la llegada de remesas, pero ahora ante la caída de éstas se ha invertido el sentido de los envíos de dinero pues las familias de los migrantes les mandan entre 3 mil y 6 mil pesos mensuales para que puedan mantenerse allá mientras consiguen otro trabajo.

"Nosotros calculamos que las remesas han caído hasta 30 por ciento donde operamos. Es ahí donde realmente se ha visto el mayor impacto de la crisis para esas comunidades donde nosotros trabajamos porque son muy apartadas, donde no existen grandes oportunidades productivas o de empleo y entonces la gente migra hacia las ciudades o regiones del país o para Estados Unidos", comentó en entrevista.

Aún así, explicó que dado que se tata de comunidades y familias que han vivido en "crisis permanente", están mucho más entrenadas para resistir la actual recesión en comparación con los habitantes de las zonas urbanas o la clase media y por eso llegan a enviarles dinero a sus familiares en Estados Unidos.

Pero además, abundó, les resulta mucho más barato enviarles una parte del dinero que consiguen en México que pagar su regreso, ya que puede resultar tan caro como lo que desembolsaron a los polleros para que los ayudaran a cruzar de manera ilegal la frontera.

Otra es la situación de los migrantes internos puesto que, pese a la pobreza que padecen, las comunidades y familias los acogen nuevamente si han perdido el empleo que tenían en alguna otra región de México.

"Son lugares con una economía de resistencia, donde persiste la agricultura de autoconsumo, por lo que los migrantes que no salieron del país regresan porque es un lugar de seguridad porque no podrían sobrevivir fuera sin un empleo, aun cuando no generan un ingreso, están con la familia y realizan alguna actividad", expresó Martín Zuvire.

Cuestionado sobre cómo pueden obtener ingresos extras las familias que padecen alta marginación, el especialista mencionó que por su misma situación están acostumbrados a ahorrar en previsión de peores situaciones o bien consiguen préstamos familiares.
Susana González G.